El sitio, el lugar principal de mis entrenamientos: "Parque Nacional del Tepeyac", en realidad ahora es una área natural protegida, cerca de Indios Verdes, al norte de la ciudad, pueden llegar por Insurgentes Norte y pasando El Parque del Mestizaje (que les quedó muy bonito), tomar la avenida de las Torres y todo derecho; cuando vayan en la subida (algunos le llaman "la sufridora"), ya estarán cerca de la entrada. Terminando la pendiente a la izquierda está el estacionamiento y a la derecha la entrada, yo llego del otro lado caminando.
Salgo temprano de la casa, bueno la verdad ya son casi las 8:00, me quedé dormido, los últimos dias he dormido poco, hoy también, ya casi es la una y estoy aqui escribiendo; pero vale la pena; en la calle se siente la brisa fresca, casi es una llovizna, esta muy nublado y muy fresco, me gusta mucho esto que es mas grueso que el rocio pero mucho mas fino que la lluvia, cada gota de agua que toca mi cara me recuerda que estoy vivo y que soy solo una pequeña parte de un universo inmenso y maravilloso.
Llego a la entrada del parque y empiezo a calentar y a realizar estiramientos (ya lo saben esto es esencial), empiezo a trotar, todo está verde y el ambiente es muy húmedo, pronto me empapo de sudor, traigo pants y rompevientos y una gorra para que el agua fria no me moje la cabeza (tampoco se trata de enfermarse), la ruta está muy lodosa, hay tramos en los que casi se patina, hay charcos que deben bordearse o saltarse, en algunos tramos los pegasus hunden la suela y se siente el lodo chicloso, más esfuerzo y más cansancio; pero el cansancio del cuerpo alimenta mi alma, y me da más fuerza; a pesar de todo hay varios corredores como cualquier otro dia. El lodo, la lluvia, el sol, nada puede detenernos, nacimos para correr, lo traemos en la sangre.
De un lado se ven los cerros donde están las antenas, el Chiquihuite y otros mas, del otro lado la hermosa e inmensa gran ciudad, México, el aire es cristalino, y veo desde aqui todos los cerros que circundan el valle; los volcanes Iztacihuatl y Popocatépetl, al sur se ve al Ajusco, se ve el cerro de la estrella, desde aqui se ve muy pequeño; asi como lo veo ahora se ha visto durante miles de años, las construcciones han cambiado pero el valle es el mismo, se ven ahora la Torre Latinoamericana, la de Pemex, la de Banobras, el paseo de la Reforma, Insurgentes, también distingo desde aqui Lecumberri, la Catedral Metropolitana, ojos mas aguzados que los mios disntinguiran mas cosas, pero el valle es el mismo.
El valle ha sido el mismo y seguirá siendo el mismo, corredores han venido y lo han visto, y vendrán muchos mas, ¡dicen que por aqui pasó Juan Diego, y que también iba corriendo!